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¿Cómo tratar y detectar la agresividad infantil?

octubre 22, 2020
Agresividad infantil

¿Manifiestan los niños proceder violento? El que se molesten y formen berrinches no es necesariamente conducta violenta. Es solo una expresión de sus emociones.

Pero ¿qué sucede cuando se vuelve frecuente? Es decir, siempre asume esa actitud ante situaciones que le frustran o desagradan.

¿La agresividad infantil es un comportamiento que se caracteriza por gritos, puños, empujones e insultos? Si el niño tiene la costumbre de golpear objetos o personas para expresar su enfado o faltar el respeto a quienes les rodean, entonces hay que dar atención a ello antes de que empeore.

Síntomas del proceder violento en los niños

¿Por qué un niño utiliza la violencia para relacionarse con el ambiente que le rodea? Son muchas las causas que pudieran señalarse.

Sin embargo, se pueden establecer por lo menos 3 razones claras:

  • El niño desconoce cómo reconocer lo que siente y por ende, cómo manejar esas emociones.
  • Esta copiando el modelo que le dan quienes le rodean, aprende a comportarse de igual manera.
  • La dinámica familiar carece de herramientas pacíficas para dirimir los desacuerdos y evitar los conflictos.

En cualquiera de estos motivos, lo importante es entender que el niño no es violento sino que manifiesta una conducta agresiva porque no sabe cómo manejar sus emociones.

Es muy importante proteger la imagen personal que pueda formarse de sí mismo y cultivar su propia estima, a la vez que se evita etiquetarle. Esto se logra, separando al niño del comportamiento.

¿Qué hay detrás de la agresividad infantil? En esta conducta hay sentimientos de miedo, inseguridad, sensación de peligro, frustración y una baja autoestima. Las mismas emociones que siente un adulto y que, sin darse cuenta, le modela cada día.

De allí la importancia de cambiar los modelos tóxicos por conductas más razonables e inteligentes al momento de manejar las emociones.

Un niño con 7 años de edad se comporta de forma agresiva cuando:

  • Todo es motivo de reproche
  • Prácticamente todo el día está disgustado
  • Insulta, grita, golpea, empuja, patea o tira los objetos.

7 Sugerencias para prevenirlo y/o tratar la agresividad infantil.

Es el adulto quien tiene la responsabilidad de descubrir qué sienten sus hijos y por qué se comportan así.

Una vez hallada la causa, entonces es posible ofrecerle una respuesta alternativa mucho más respetuosa consigo mismo y con los demás.

Esta forma de actuar le proporcionará una coexistencia más sosegada, un contexto fundamental que a todo niño se le debe asegurar.

Música:

Las melodías contribuyen a expresar lo que se siente, así como a calmarse, porque la música envuelve controlar la respiración, el tono de la voz y el ritmo.

Por eso, se recomienda además de oír música, cantar canciones con los niños.

Conversar:

Propiciar un entorno amigable en el que pueda hablar de lo que siente es una manera eficaz de ayudarle a comprender que es válido experimentar esas emociones pues, toda persona se enfada pero, eso no implica agredir al otro.

El humor, y no la burla, también es un excelente recurso para minimizar el impacto de los errores o disgustos. Habrá que determinar cuándo es el momento más apropiado.

Acordar horarios y normas claras:

Esto relacionado al uso de los aparatos tecnológicos.

Crear un excelente ambiente:

Modelar una conducta y un entorno pacífico para resolver las diferencias sin agresividad.

Hacer ejercicios y realizar actividades físicas:

Jugar, caminar o correr al aire libre contribuyen a que el niño concentre su atención en proyectos que le causan alegría, así como también a desaguar las energías características que los chicos producen.

Dormir y descansar:

El adulto también ha de modelar un patrón saludable de sueño y reposo, no solo decirles a los niños que se vayan a la cama. Es muy importante respetar las horas que cada persona precisa dormir, de acuerdo con su edad, pues el descanso nocturno influye en los neurotransmisores que libera el cerebro para la felicidad.

Empatía:

Los niños pequeños no entienden cómo se llama eso que sienten. Son los adultos quienes han de enseñarles cómo manejar esas emociones y, recordar que también fueron inmaduros cuando eran chicos, les facilitará ser considerados con sus hijos.

Esta comprensión les permitirá brindarles el espacio y el período para recuperarse de los sentimientos negativos.

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