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¿Cuándo llevar a tu hijo al psicólogo?

octubre 22, 2020
PSICOLOGO INCANTIL

¿Cuándo llevar a tu hijo al psicólogo? Esta es una pregunta muy interesante que refleja sensatez pues, cuando el progenitor nota que la conducta de su hijo ha cambiado sin razón aparente, cambios en sus estados de ánimo o pueda que constantemente sienta dolor, es momento de actuar.

Es muy probable que hayan acudido a un médico general y, después de un buen peritaje, se aconseje acudir a la consulta con un psicólogo infantil. O, luego de seguir un tratamiento determinado, aun no haya resultados favorables. ¿Cuáles conductas señalan a la necesidad de solicitar ayuda?

Las emociones de los niños

Lo primero que hay que aclarar es que un psicólogo es especialista en comprender las emociones y modificar las conductas de las personas. Así como existen odontólogos para los niños, hay psicólogos infantiles, que resultan ser un valioso apoyo para los padres y maestros.

¿Qué conductas indican que un padre o una madre deben llevar a su hijo para una consulta con estos profesionales? Existen por lo menos 3 categorías, las cuales pueden manifestarse entre los 4 y los 18 años.

Síndromes Internalizados

Son estados emocionales producidos por la acción de interiorizar los problemas. Esto hace que el niño/joven experimente un fuerte control interno, provocando ansiedad, preocupaciones, temores, inseguridad o depresión.

  • Quejas Somáticas: El niño/a se queja con frecuencia de dolores estomacales, nauseas, dolores en las piernas, el pecho o la cabeza. Si ya se han descartado otras posibles causas físicas, es momento de pensar en orígenes psicoemocionales.
  • Ansiedad: Se caracteriza por cambios alimenticios, nerviosismo, miedos, agitación, preocupaciones y/o temores excesivos.
  • Retraimiento: El ambiente que le rodea le produce estrés y por ello se aleja de los demás tanto física como psicológicamente. Es el niño/a tímido/a, poco comunicativo, que prefiere jugar solo, apático, serio, apocado.
  • Depresión: Se manifiesta por una tristeza perenne, sin ánimo de hacer nada, su sueño está alterado, hay irritabilidad, cansancio, el niño está apagado, desmotivado.
Síndromes Externalizados

La conducta disruptiva es la forma de expresar los problemas que enfrentan, porque carecen de los mecanismos emocionales para drenar su malestar. Les gusta causar perturbación a otras personas porque les cuesta dominar su comportamiento y desconciertos.

  • Comportamientos Criminales: Se presentan principalmente en la adolescencia temprana: hurtos acompañados o no de violencia, consumo o comercialización de sustancias psicoactivas, y/o agresiones de tipo sexual.
  • Comportamientos Belicosos: El niño o joven se rebela contra el adulto significante a través de agredirle con palabras o físicamente así como de arrebatarle por la fuerza sus pertenencias.

Es típico observar desobediencia a la autoridad, transgresión de las reglas, un lenguaje soez, sarcasmo, palabras ofensivas, empujes, pellizcos, tendencia a morder, rasguñar, patear a la persona u objetos.

Síndromes Combinados

Estos síndromes hacen que los niños/adolescentes manifiesten los dos comportamientos anteriores de forma simultánea y además se asocian:

  • Dificultades de Atención: Estos niños o jóvenes sienten una impulsividad interna que no pueden controlar fácilmente, por lo que no respetan el turno de palabra o el espacio de la otra persona, les cuesta concentrarse por mucho tiempo y por ende, prestar atención.

Se caracterizan por ser personas distraídas, que olvidan con rapidez, actúan como si tuvieran un motor por dentro, hablan mucho, son inquietos, les cuesta tener autocontrol, obvian detalles, son impacientes y cambian de actividad constantemente.

  • Dificultades del Pensamiento: Existen perseverantes y desagradables ideas que les dominan, así como una opinión deformada de sí mismos, su apariencia o la realidad en la que vive. Formas de razonar y comportarse que resultan extraños y que llaman la atención, por ejemplo:
    • Comportamiento ritualista
    • Acciones repetitivas
    • Formas de comportarse que resaltan por estar fuera de lo que se considera aceptable y común en la sociedad.
  • Contrariedades Sociales: Estas dificultades se caracterizan por escasez de amistades verdaderas, es decir, muchos conocidos, pero todos superficiales y pasajeros pues, los jóvenes no son capaces de relacionarse de forma armónica, lo cual refleja problemas emocionales.

Además, este comportamiento puede venir asociado de un comportamiento híper-erótico y agresividad en el trato hacia su semejante.

Si su hijo/a presenta alguna o varias de estas conductas, no dude en actuar. Mientras más pronto pueda brindársele la ayuda profesional con un psicólogo, mejor será para todos.

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